PLAN DE ÁREA

1.    MISIÓN DEL ÁREA

 El área de Educación Religiosa Escolar busca generar en los educandos el desarrollo de actitudes y valores conformes a la cosmovisión religiosa que permitan poner en práctica los preceptos de orden moral desde el punto de vista social del propio credo religioso y ser agentes humanizadores de la historia.

 

 2.    VISIÓN DEL ÁREA.

 Centrar el compromiso cristiano por medio del Evangelio, como garantía de desarrollo integral.  Desde este campo de formación se trabaja por la socialización de la persona, en el orden político, cultural y socioeconómico. Se busca potenciar en la Comunidad Educativa la capacidad lógica y el valor de la autonomía, para poder tomar decisiones responsables teniendo como referente los valores del Evangelio.

 

 3.    JUSTIFICACIÓN

 En la historia y en la actualidad del mundo la experiencia religiosa ha estado y está siempre presente, a nivel personal y colectivo, en forma privada y pública, como búsqueda individual y también como vivencia dentro de un credo y de las comunidades religiosas organizadas, con pertenencias mayoritarias a la fe cristiana en la iglesia católica y con pertenencias minoritarias, con presencias seculares y con comunidades y confesiones religiosas de reciente conformación, con componentes subjetivos o de interioridad y con componentes objetivos (objetivaciones religiosas, como la doctrina, el culto, la organización comunitaria). 

 

También al lado de la experiencia religiosa se encuentra la de quienes optan por la no creencia o por una vivencia parcial de su identidad religiosa. La presencia de lo religioso, el testimonio de los creyentes, las pertenencias religiosas de las familias, y en general la necesidad de una educación que respete las identidades religiosas y fomente la amistad y la tolerancia entre grupos religiosos, hacen que la Educación Religiosa Escolar en todo un reto para la escuela. 

 

El desafío es ofrecer y garantizar el espacio y los medios para que los estudiantes se formen en:

·    La toma de conciencia de la propia identidad religiosa y el reconocimiento de las confesionalidades distintas de aquella de la que se posee.

·   El desarrollo de las habilidades y actitudes para dar razón de su propia convicción mediante el diálogo y la argumentación, para anunciar, comunicar y difundir, de palabra y por escrito, su propio credo, sin menoscabo de la libertad de los otros.

·    Apertura al conocimiento mutuo interreligioso y ecuménico, la tolerancia, el respeto y la cooperación interreligiosa.

·    La educación para el ejercicio y respeto de la libertad religiosa.

·    Identificación del aporte de la doctrina del propio credo religioso para la ordenación de la sociedad y la orientación de la actividad humana, en general y en ámbitos particulares como el matrimonio, la familia, la pareja, los derechos humanos, la paz, la vida y la justicia social.

·    La iniciación en la realización de acciones de servicio a la sociedad que permitan poner en práctica los preceptos de orden moral, desde el punto de vista social del propio credo religioso.

·    La aplicación de la doctrina de su propia convicción  a la transformación de la realidad social y cultural.

·    La educación de los sentimientos  propios de la experiencia religiosa y el aprendizaje de prácticas, individuales y colectivas, en          privado o públicamente, de actos de oración.